Este instrumento consta de un teclado de botones que recibe la acción de la mano derecha y otro de menor tamaño que se tañe con la izquierda. El primero desempeñará un discurso melódico y el segundo de acompañamiento con bajos. El aire se modula con un fuelle que canaliza el chorro por las lengüetas libres que se habilitan mediante la presión de los botones, produciendo una nota al abrir el fuelle y otra al cerrarlo. Ofrece una, dos o tres escalas diatónicas (de ahí su nombre), siendo las tonalidades más habituales la de do mayor, la de sol mayor y la de fa mayor. Fue patentado por Cyrill Demian en 1829, pero será a finales de este siglo cuando se hará tremendamente popular en Europa y América, especialmente en el ambiente marinero y portuario. La voz “forito” se asienta principalmente en la isla de Lanzarote, donde el instrumento desempeña un papel crucial en el repertorio de la Parranda Marinera (Cabrera, 2017), ligada al carnaval tradicional de Los Buches. Es sin duda uno de esos instrumentos que trasciende geografías, culturas y estéticas musicales, apareciendo en decenas de países junto a diversas variantes como la concertina, la armónica o el bandoneón.