Bandurria
La bandurria entendida como el cordófono que hoy conocemos tiene su origen en las rondallas y estudiantinas de principios del siglo XIX. No obstante, hay que remontarse a las múltiples iconografías procedentes del medievo para datar su origen real y su posible parentesco con la guiterna, la cítola o la mandora. Ya en el período barroco nos referiremos a este instrumento por su actual nombre, si bien presentaba aun importantes diferencias morfológicas con la actual versión. Se trata pues de un instrumento de pequeñas dimensiones cuya afinación es, de grave a agudo, sol#, do#, fa#, si, mi y la; a distancia de octava justa del laúd tenor, o, mejor dicho, bandurria barítona. Y es que, contrariamente a lo que se cree, el instrumento original es la bandurria, siendo el laúd una invención de finales del siglo XIX. El característico timbre tremolado de la bandurria arriba a Canarias desde que se conocen fuentes. Probablemente su popularidad coincidiera en el tiempo con el apogeo de las orquestas de plectro españolas que comenzaron su andadura en el período romántico y se terminarían consolidando en la Orquesta Ibérica de después de la Guerra Civil Española.