Contrabajo
El contrabajo tiene una incorporación relativamente tardía en lo referente a la música de transmisión oral en Canarias. Las primeras fuentes de su existencia en nuestra geografía datan de 1742, cuando la Capilla Musical de la Catedral de Santa Ana (Las Palmas de Gran Canaria) adquiere un ejemplar. A principios del siglo XIX empiezan a aparecer fuentes algo difusas sobre su uso en festividades populares, pero no será hasta la segunda mitad del siglo XX que se estandarizará su presencia en el ensamble tradicional como consecuencia de su aparición en el emblemático grupo de música popular Los Sabandeños. Hoy día es un instrumento indispensable en los grupos de cuerda o parrandas ya que, con su tesitura grave, y siguiendo el esquema métrico del tambor, representa el sustrato en el que se apoya el resto de la formación. Su afinación por cuartas ascendentes es, de grave a agudo, mi, la, re, sol.