Espadas
Las espadas y espadillas son idiófonos golpeados cuyo uso está restringido a los Ranchos de Ánimas en Gran Canaria y Fuerteventura, y los Ranchos de Pascua en Lanzarote. En esencia son láminas de metal con forma de espada en cuyo extremo superior se ata una cuerda para que el intérprete la pueda agarrar sin mutear su vibración y su sonido. La baqueta con la que se golpea es del mismo material y aleación que la espada para garantizar que la vibración se comunique de manera óptima. La acción del intérprete se dividirá en golpes secos para los acentos y arrastres sobre toda la superficie para producir notas largas. Algunos académicos coinciden en la ascendencia “morisca” de este instrumento, si bien las fuentes no son en absoluto claras al respecto. Por otro lado, la transmisión oral de las islas orientales parece sostener que, en la Edad Moderna, a partir del siglo XVI, cuando los aborígenes de Lanzarote y Fuerteventura se encontraban en pleno proceso de aculturación y sincretismo de la religión, el idioma y las costumbres cristianas, desarrollaron una cierta fascinación por el hasta entonces desconocido metal, siendo a menudo tratado como una joya o, en este caso, un instrumento musical y no una herramienta marcial. Por supuesto, hay que tratar esta información con sumo escepticismo, ya que no existen fuentes documentales que la avalen y encontramos en ella ciertos conflictos históricos. En cualquier caso, las espadas representan un ejemplo más de instrumentos cuyo timbre recordarían al de una campana y todos los litúrgicos matices que la envuelven, de ahí su idoneidad para acompañar cantos dedicados las ánimas en algunos casos, y a los períodos de Adviento y Navidad en otros.