Propio del folclore herreño, está conformado por un cuerpo metálico con parches por los dos extremos (de piel de cabra o de perro), sujetos por dos aros tejidos por un sistema de cuerdas. Este tambor, se toca con dos baquetas de madera de aproximadamente 3cm de grosor, siendo característica la excitación intencionada del aro para determinados géneros. Este tambor emprendió un proceso de agrandamiento a partir de la segunda mitad del siglo XX en el contexto de las fiestas lustrales en honor a Nuestra Señora de Los Reyes, quizás en la búsqueda de una mayor sonoridad a lo largo de la citada peregrinación. En la actualidad se pueden encontrar desde tambores cadete(a) de apenas 25cm de diámetro, hasta gigantescos instrumentos de 1m de diámetro. La Huyona, la Contradanza, el Conde de Cabra, el Baile del Vivo, el Santo y el Tango son solo algunos ejemplos del variadísimo folklore herreño. (a) Instrumentos fabricados ex profeso para niños.